20150305

Siento mis labios palpitar al ritmo de tu ardiente deseo,
tu aroma impregnado en toda la piel no me deja escapar.
Anhelo el peso de tu cuerpo sobre el mío.
Extraño tus candentes manos alrededor de mi ser
y tu cálido aliento en mis oídos.

20121128

Luna Llena

Quiero que hagamos el amor bajo la luz de la luna llena, sentir tus manos cálidas sobre la fría piel de mi espalda mientras me das un masaje y lentamente bajas hasta ese lugar donde la espalda pierde su nombre y vuelves a subir con esa misma lentitud. Quiero sentir tu aliento caliente en mi oído mientras pronuncias esas palabras que sabes que me encantan para luego posar tus labios en mi cuello y luego recorres con tu lengua mi espina dorsal provocando que mi cuerpo se contorsione, movimiento que aprovechas para tocar mis pechos con tus manos y bajar una lenta y tortuosamente hasta mi entrepierna donde tus dedos, gruesos, calientes y con esa textura tan especial se afanan en hacerme gritar de placer mientras siento tu sexo quemante contra mis glúteos. Y todo mi cuerpo grita y se estremece y te dice que me penetres, que no tardes más, pero no lo haces... y yo callo y espero paciente, me complace que te complazca darme placer de mil maneras antes de hacerlo... sólo quiero una cosa, que sea bajo la luna llena; que su luz: azul, plateada o del color que sea nos ilumine y nos abrace mientras tú me abrasas.

20120928

Hola Papá

Hola Papá, ya hace dos años que recibí esa llamada tan horrible... la vida por acá ha cambiado mucho. Ahora me doy cuenta que tú eras el elemento cohesionador de navidades, fiestas patrias y cumpleaños. Curioso, ¿no lo crees? En fin, este año, de algún modo, me he sentido más unida a ti que nunca (otra curiosidad, si me permites remarcarlo), con esto de las marchas y el miedo flotando y enterrándote las uñas en la espalda, debió ser difícil vivir así durante más de treinta años. ¿Sabes? A veces me pregunto qué dirías ante tal o cual situación, como cuando el tiroteo afuera del TCM, juro que escuché tu voz diciendo: "por eso no me gusta que vayas a los estadios." Supongo que tampoco te habría gustado que anduviera en las marchas, aunque quiero creer que en el fondo te sentirías algo orgulloso y pensarías que estás viviendo lo que tu padre vivió contigo... Te extraño, no lo niego, pero mentiría si dijera que extraño todo... es agradable no tener que pelear los domingos por que tengo ganas de escribir o platicar con alguien. En fin, aún dueles un poco... pero siento que soy a la que menos le dueles y eso me hace sentir extraña... No quiero dejar que esto me atormente ni me arruine la vida, ni nada... sólo es extraño... Bueno, te dejo. Espero estés bien. TE QUIERO.

P.D.: Tus pinturas están en buen estado todavía, y están siendo usadas. =)

20120628

El Dios del Fuego

Pocas cosas podría decir acerca de él... No podría asegurara que era el ser más hermoso del universo; sin embargo, sí podría decir que poseía un atractivo sin igual. Lo único que de él sabía, a ciencia cierta, era que el tacto de su piel quemaba, mas no de una manera violenta ni agresiva... era como poder estar cerca del sol sin desintegrarse. No podría describir sus formas o esos ojos que la derretían en cuanto la miraban; pero lo que sí sabía era que él, cuando la tocaba, tocaba los puntos exactos... sentir sus manos ardientes sobre la piel, la hacían estremecer... escuchar las más hermosas palabras provenientes de ese aliento cálido la hacían perder la razón... él sabía qué puntos tocar... sabía cómo hacerla gritar usando las manos y la boca y la piel y ese calor que surgía de cada poro, de cada respiración... por algo era el dios del fuego... y, aunque la abrasara con su abrazo, al final, ella podía dormir tranquila entre las llamas...

20120531

Se Me Antoja

Se me antoja un país libre y solidario, multicultural pero unificado.
Se me antoja un pueblo culto e informado.
Se me antoja el intercambio de ideas, de conceptos... de palabras.
Se me antoja la equidad y el libre albedrío.
Se me antoja sentir la fuerza de tu espíritu a través de tu mano mientras vamos marchando.
Se me antoja estremecerme con el eco de 1000 voces provenientes del mismo suelo.
Se me antoja ver salir la luna de tus labios serenos.
Se me antoja encender el fuego y pasar un noche junto a la hoguera.
Se me antoja el sudor y la sal, la brisa y la saliva en tu boca.
Se me antoja derretirme en tus manos y lentamente quitarte la ropa.
Se me antoja ver nacer un millón de ideas en el momento en que dos seres se fusionan.
Se me antoja ver galaxias implotando y explotando al ritmo de mis caderas.
Se me antoja el infinito creado por la profundidad de tu voz y la llama encendida en tus ojos.
Se me antoja morder, gritar, arañar y desgarrarte la piel.

20120526

La paranoia de mi padre

Intento recordar las historias que nos contaba mi padre acerca del 68, sin embargo no logró revivirlas por completo. Claro está, que eso me sería imposible pues carezco de un importantísimo factor: la memoria de la piel, del corazón, de las piernas, de los brazos... toda la memoria de lo emotivo y de las sensaciones que produce el estar corriendo porque te persiguen los policías y de pronto escuchar que alguien grita: ¡hay piedras en los basureros! Y, vagamente, lo recuerdo sentado en su silla, con un cigarro en la mano, diciendo: "...en ese momento no piensas; corrimos a los basureros y los volteamos... estaban llenos de piedras y nos defendimos..." hace una pausa mientras fuma y agrega "... luego, uno se pregunta ¿de dónde salieron las chingadas piedras?" Siempre me pregunté cuándo había sido ese luego...

 Y si a alguien le debemos la vida mis hermanos y yo, es a mi abuelo que no lo dejó ir a Tlatelolco aquel 2 de octubre... no sabemos bien a bien cuáles fueron sus motivos, mi padre creía q uno de los amigos de mi abuelo que trabajaba en el ejército le dijo que no dejara ir a sus hijos allá... la verdad se la llevó mi abuelo a la tumba... lo importante es que mi padre vivió lo suficiente para ver a sus 3 hijos crecer y festejar el primer cumpleaños de su primer nieto (justo como se lo prometió a mi hermana). Durante ese tiempo, siempre me pareció exagerada su paranoia, su miedo excesivo a que algo pasara en uno de esos conciertos a los que me obstinaba a ir sola... ahora, lo comprendo perfectamente...

El año pasado en la marcha zombie iba yo adelante. Frente a nosotros iban los del "Escuadrón Anti zombie" un puñado de críos (algo así como unos 100 o 200, como los que en la Ibero le gritaban a Peña Nieto) que llevaban rifles, bats, y cosas por el estilo. De pronto ver a esos tipos armados frente a mi me produjo un estremecimiento, algo que venía de alguna parte de mi cerebro me alertó de potencial peligro... ¿Y si se les olvida que sólo somos niños jugando a ser zombies? 10000 zombies a mi espalda contra 200 antizombies enfrente... los números no son garantía... ¿y si los rifles eran de verdad? ¿y si llevaban munición? Nosotros, los zombies, sólo teníamos número, nada más... Ese incidente me dejó pensando, mi madre me dijo: "Ahora entiendes, ¿verdad? Y sí... en ese momento entendí: mi padre estaba marcado por lo que vivió, tenía esa sensación de peligro grabada en la piel, en el cerebro, en las manos, en los ojos... 

Hoy en día, a los eventos de estas últimas semanas he acudido, acompañada claro está. Y de estas experiencias tengo un par de cosas claras: hay cosas que cuando les cuente a mis hijos y ellos traten de contarlas, no podrán repetir con exactitud; y... que quizás no recuerde las historias de mi padre, pero algo quedó muy clavado en mi cerebro y es esa sensación de peligro que te eriza los vellos de la nuca y te hace estar alerta. El 23 de mayo, en la "suavicrema," Gerardo y yo bajamos a la explanada en desnivel buscando un poco de sombra para esta delicada piel mía... ni bien hubimos llegado abajo cuando sentí una opresión fatal, circulaba poco oxígeno y sentí una descarga eléctrica a la altura de mi cuello... "Es muy peligroso aquí" no recuerdo si lo dijo él o lo pensamos los dos como tantas veces nos ocurre, tampoco recuerdo si fueron las palabras exactas (y así aspiro a recordar lo q me contaba mi padre) pero volvimos a subir. No había a donde huir estando ahí. Quizás ir con otro paranoico aumentó mi paranoia y viceversa, lo único que sé es que los dos teníamos esa sensación clavada en algún lado, enterrando sus garras en nosotros, no para amedrentarnos, sino para asegurarnos la supervivencia. Paranoicos como somos, el día 19 de mayo, dimos vueltas a la plancha del zócalo en busca, inconsciente tal vez, de sujetos sospechosos... y los encontramos. Pero la historia respalda nuestra paranoia (la de mi padre, la de Gerardo y la mía) el 68, el halconazo en el 71, la huelga del CGH en el 99...

Yo me pregunto si todos esos chicos sienten ese mismo animal enterrándoles las uñas en algún punto de la nuca o si sólo existe en nosotros y en la paranoia que algún día tuvo mi padre...

20120225

Naufragando

Llevo tiempo naufragando en este mundo que no entiendo; eternamente divagando en otro universo al que no sabría si llamar propio o externo.

Continuamente jugando con palabras sin sustento que sólo viven cuando yo las siento y las plasmo, sin dudarlo, en un papel de color inexistente, mientras duermo fingiendo que sueño sin, en realidad, hacerlo.

Danzo con el millar de ideas que habitan esta cabeza, tan fuertes como el viento que las hace vibrar y fugarse a través de esta mano que ahora escribe para que la vean un centenar de ojos invisibles e incapaces de comprender lo que leen.

Pero aquí estoy vagando por este mundo, mirando las cosas con mis propios ojos que difieran mucho con lo que miran los demás. Y, aunque vague sintiéndome extraña, soy feliz por ser distinta a los demás.