20080818

El camino del samurai...

Sé que ahora muchos me dirán que debería odiarte, que ya no debería hablarte, que debería buscarme a otro, que debería vengarme... pero no hay honor en hacer eso.

Es seguro que debo encontrar otro ser humano a quien amar y que me ame... pero eso será en su momento...

Ahora sólo pienso en ciertas cosas...

Aún cuando debería odiarte, prefiero amarte.
En lugar de maldecirte, te bendigo.
No buscaré venganza, ni en tu persona ni en la de nadie... prefiero tener mi alma en paz.
No voy a refugiarme en los brazos de otros, soy fuerte y prefiero la soledad a la mala compañía, sobre todo la que trae consigo el despecho.
No pienso llamarte ni considerarte mi enemigo; al contrario, tú serás siempre mi mejor amigo.
En vez de llorar al recordarte, sonreiré.
No te deshumanizaré retirándote el nombre, en lugar de eso, cada que recuerde algo que te involucre diré tu nombre con fuerza y seguridad.
No pienso dejar que nadie hable mal de ti, ni que traten de hacer lo que yo no quiero.

¿Que por qué lo hago?

Porque prefiero el camino del bien al del mal.
Porque aunque soy cruel por naturaleza, nunca me ha gustado hacerle daño a nadie...
Porque no hay honor en destrozar a alguien a quien has amado, aunque te haya herido.
Y finalmente porque no quiero manchar mi alma ni mis sentimientos con acciones tan innobles
.

No seré nunca lo que los demás quieren que sea, Yo soy quien Yo quiero ser...

Yo Soy caminando en mi sendero de samurai...
mirando siempre al frente, con honor y lealtad.

Gato blanco y gato negro...

Estaba el perro tirado, había un rastro de sangre a lo largo del camino... era evidente que estaba herido y solo. Ninguno de los 2 gatos que lo acompañaban estaba a su lado. Alcanzaba a ver a uno en un camino cercano, un gato negro, pero estaba alejado... del otro gato, uno blanco atigrado, no había rastro. El perro lo buscaba y preguntaba al gato negro que veía si alcanzaba a distinguir donde estaba su otro amigo. El gato negro le decía que sí y que estaba bien... aunque el perro notaba que el gato negro no entendía el porqué le preguntaba por el gato blanco, por qué se preocupaba tanto por él y no se preocupaba por su herida... el perro se acomodó y durmió por un rato, esperando que el gato blanco y el gato negro regresaran, pero ninguno de los dos volvía... el gato negro sólo lo observaba y seguía en medio, en ese lugar donde podía mirar a los dos. El perro aceptó que el gato blanco no volvería... aulló con tristeza a la luna, lamió sus heridas y continúo... llevaba tiempo caminando herido, así que no le costó trabajo seguir. El gato blanco quizás pensaba que el perro querría morderlo o que quizás lo rechazaría si volviera, después de todo había sido el gato blanco quien había herido al perro. Pero eso no le importaba al perro... él solo quería de vuelta a su amigo... el perro siguió su camino, no quería preocupar más al gato negro, así q continuó ladrando como siempre... El perro se preguntó como podría hacer entender al gato blanco que todo estaba bien y que podían seguir vagando juntos... también se preguntaba como podría hacer entender al gato negro que estaba bien, que no era la primera vez que caminaba con la cabeza gacha y con alguna herida que sangraba...

El perro aulló tristemente por que sabía que no podía explicarles a dos gatos lo que él en su canino cuerpo sentía... y aunque fueran sus mejores amigos, eran finalmente dos gatos... un gato blanco y un gato negro... el perro sólo esperaba que algún día sus dos gatos lo entendieran y confiaba que en algún punto, el camino que ahora se había vuelto tres, volvería a unirse...