20070526

La Gran Final




Pues así como me ven, soy fanátika del fútbol. Mi equipo el Necaxa, desde los 90's. Un poco antes le fui al Santos y hoy es uno d mis consentidos; pero ninguno de los 2 llegó a la final...



Mi hermana dice que le voy al Necaxa por que me gustan los rayos, puede ser...

(es q son hermosos)

Pero ahora la final es entre el América y el Pachuca; obviamente mi favorito es el Pachuca, los campeones de la sudamericana y de la CONCACAF.

Ayer se jugó la primera parte de la final, Pachuca fue claramente superior al América, no importa que el árbitro les haya regalado un penal (COSA NADA RARA, ADEMÁS QUE EMPEZÓ A AMONESTAR A JUGADORES DEL PACHUCA); los tuzos van a ganar.

Luego subo algo que escribí cuando tenía como 14 o 15 años, algo de los 90's cuando mi pasión x el fútbol era aún mayor.

¡¡¡¡ARRIBA LOS TUZOS!!!!

20070519

Sobre Héroes y Tumbas

Y recordó algo que le había dicho Bruno: que siempre es terrible ver a un hombre que se cree absoluta y seguramente solo, pues hay en él algo trágico, quizás hasta de sagrado, y a la vez de horrendo y vergonzoso. Siempre – decía – llevamos una máscara, una máscara que nunca es la misma sino que cambia para cada uno de los papeles que tenemos asignados en la vida: la del profesor, la del amante, la del intelectual, la del marido engañado, la del héroe, la del hermano cariñoso. Pero ¿qué máscara no ponemos o qué máscara nos queda cuando estamos en soledad, cuando creemos que nadie, nadie, nos observa, nos controla, nos escucha, nos exige, nos suplica, nos intima, nos ataca? Acaso el carácter sagrado de ese instante se deba a que el hombre está entonces frente a la Divinidad, o por lo menos ante su propia e implacable conciencia. Y tal vez nadie perdone el ser sorprendido es esa última y esencial desnudez de su rostro, la más terrible y las más esencial de las desnudeces, porque muestra el alma sin defensa. Y tanto más terrible y vergonzosa en un comediante como Quique, de modo que (pensaba Martín) era lógico que despertara más compasión que un inocente o un simple. Motivo por el cual, cuando por fin Martín se decidió a entrar, se retiró sigilosamente y volvió a avanzar golpeando sus tacos en el pasillo que llevaba hasta la boutique. Y entonces, con la rapidez de los comediantes, Quique adoptó ante Martín la máscara de la perversidad, del falso candor y de la curiosidad (¿qué podía tener aquel muchacho con Alejandra?). Y su sonrisa cínica barrió con el proyecto de piedad que se había insinuado en Martín.
Fragmento
Sobre Héroes y Tumbas
Ernesto Sabato

Quería compartir con ustedes este fragmento del libro que estoy leyendo, sobretodo xq me parece cierto.

20070509

VaGaR y DiVaGaR

Y ese día había ido a vagar, tenía ese mal hábito de recorrer las calles sin fijarse mucho a donde ir, sólo dejaba que sus pies le guiaran. Y ese día caminaba por un lugar que desde la infancia le atraía. Era un poderoso imán y nunca había ofrecido resistencia; le llamaba y simplemente respondía a esa invocación. Continuó su recorrido y mientras tanto pensaba. Pensaba en muchas cosas y en nada a la vez. Y así pensando y caminando llegó repentinamente a un lugar donde sabía que podría encontrar algo de compañía.

Caminaba sin buscarle, sólo esperando, sin esperar realmente, que por algún oscuro, o quizá no tanto, designio del destino, sus caminos se encontraran. Pero no sucedió, y no se entristeció porque en el fondo de su ser sabía que no pasaría y no sería justo culpar al destino, pues decidió no detenerse a buscarle o esperarle.

Y no lo lamentó, aunque si se lamentaba un poco, pero seguía caminando y pensando. Pensaba que no había nada mejor que esa sensación de poder que le daba el caminar en silencio, en comunión con esa soledad que era tan suya y que pocos podrían… sí, pocos podrían, pero ¿qué? ¿Sobrellevarla? ¿Comprenderla? Hacer algo con ella, esa era la respuesta.

Oh, si. Su soledad era inmensa, inconmensurable, pero le gustaba; era una sensación enorme de poder. Y pensando en ese poder para moverse a donde quisiera siguió su camino, siempre vagando y divagando.

Así llegó a su objetivo, al lugar a donde se dirigía en un principio, un oasis en medio de la urbe. Iba a un concierto, a una isla de árboles y concreto. Llegó al lugar donde todos los mundos eran posibles, donde todos los mundos cabían, donde todos parecían conocerse y donde todos le ignoraban.

Y justamente en ese mar de gente, donde estaba con su soledad a plenitud, no podía evitar sentir ese éxtasis que le daba ese retiro al escuchar la música y ver la luz de la luna.