Y se sentó al filo de un tejado a observar y meditar. El sol cayó sobre sus hombros, las nubes cubrieron sus manos y la lluvia bañó su rostro, entonces dejó salir su frustración para que se confundiera con la lluvia. Sintió alivio, sintió enojo… supo entonces lo que debía hacer. Quiso entonces disfrutar de la sensación inmensa de la lluvia sobre sus ojos, del sol en su piel y de las nubes entre sus dedos; se recostó y dejó que el vacío acariciara sus pies. Ahora todo era más claro, sabía qué debía hacer… no sería más un devorador de pecados y que el mundo se fuera al caño, mientras el pudiera disfrutar del dulce sabor de la luna llena y deleitarse con el suave aullido de su lobo interno.
2 comentarios:
Y llego el tiempo, en el cual, los cachorros, se dieron cuenta de que una luz les llamaba, y que su pelaje habia cambiado, que era hora de emprender una nueva marcha llena de espinas , pero tambien de inimaginable placer, vieron dentro de si y comensaron el viaje...
Un gran camino que recorrer, más aparte del que ya habian recorrido; un sin fin de dudas, pesares y louras los aquejaba, aunque el camino y viaje apenas comenza, saben que no están solos, se tienen mutuamente en el corazón aunque no se vean fisicamente, y que la lluvia, la luna y cosas que para otros son insignificantes, para ellos son lo que los une aunque; el mundo se vaya al caño y se vea la porqueria en lo que se a convertido el mundo...
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