Este pobre perro vagabundo se encontró de pronto pensando que a lo largo de su, no tan larga, pero sí muy canina vida había sentido la necesidad de pertenecer a algún lugar, a algún grupo, de tener una vida sedentaria, estacionaria, de estar, en fin, rodeado de otros animales. Por eso había buscado grupos singulares de los cuales formar parte sin tener mucho éxito.
Había así conocido a una leona, tan parecida a él, de un carácter incomprensible y explosivo, de la que se hizo gran amigo hasta que sus caminos se separaron. Y también en ese andar eterno conoció a un pequeño halcón, al que cuidó por un tiempo y al que ahora ve a lo lejos manteniendo el vuelo y espera que nada lo haga caer.
Y en esa carrera interminable conoció a esa romería de sabandijas bohemias donde creyó podría hallar lo que buscaba, pero no fue así. Esa romería resultó estar siempre sumergida en el carnaval, en la mascarada y a este pobre perro que le disgustan ese tipo de celebraciones, no por lo colorido, sino por la farsa que representan, no le quedó más remedio que aceptar que su lugar no estaba con ellos. Aún así adoraba ir de vez en cuando al dique de su gran amigo castor donde siempre podía reposar tranquilamente y olvidarse un poco de su caminar; o de vez en cuando caminar con ese gato extraño que asumía demasiado y en ocasiones le hartaba por ello o que, curioso como todo buen gato, ansiaba saber demasiado.
Y también en su largo caminar había encontrado, como ya hemos referido en episodios anteriores, un par de gatos a los que a veces no comprendía, claro está que su condición por demás canina no le permitía discernir del todo la mente gatuna, y que a veces no le comprendían, por iguales razones, pero con los que podía recorrer trechos interminables sin problema. Eran los únicos con los que siempre estaba a gusto, ese era el grupo que quería encontrar (no solía contar a su familia, porque, si algo había seguro, era que siempre pertenecería a esa jauría); pero era un grupo singular.
Y, de pronto, aún cuando estaba tan claro como el agua de una fuente, se dio cuenta que era un perro vagabundo y que era terriblemente absurdo buscar un lugar en el cual establecerse… habría de encontrar a su compañero, el vital, ese que vuelve días las noches, para vagar a su lado.
3 comentarios:
AHHHHHHHHHHHH¡¡¡¡
QUE LYNDA... XD
AHHHHHHHHHHHH¡¡¡¡
QUE LYNDA... XD
no soy tierno esta claro
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