Y resulta que un día, tienes una de esas oportunidades que tanto querías y ahí vas y te metes en la boca del lobo, sabiendo que es peligroso, pero no lo piensas y sigues y te valen madres las consecuencias, porque todo el universo dice que no vayas, pero ahí vas tú de necio y zas... la cagas. Y ni modo, ya la cagaste, ya no hay más remedio, hay que seguirle; y de pronto, tu cuate del alma te mete el pie y te vas a caer directito a la mierda que dejaste atrás. Y te quedas ahí, con toda la cara partida, los huesos rotos y embarrado en tu propia mierda, mezclada con tu sangre, pero, ni modo, hay que levantarse y seguir, aunque duela y apeste la cosa. Hay que lavarse la mierda, pa' que llorar o lamentarse, finalmente uno la dejó ahí. Y ahí va uno poco a poco a quitarse todo y hay pedazos que como que no se van por más que uno los talle, pero hay que seguir. Y un día uno se topa con el cabrón que le metió a uno el pie, y uno dice, va, no hay pedo güey, dame la mano y vamos a seguirle... no queda de otra... pero parece que ese cabrón cree que uno sigue ahí de pendejo para meterse de nuevo en la cueva del lobo... pero no, uno ya la cagó una vez y no la va a cagar dos veces... no señor... pero ni como explicarle al cabrón ese, que no te importa que te haya partido la madre por que, finalmente tu la habías cagado primero, pero que no eres tan pendejo como para querer ir de baboso otra vez... sólo quieres que sigan como compa's, porque finalmente, eso es lo único que son... pero no, el otro güey sigue con sus pendejadas, y como que a uno comienza a aburrirle el asunto... digo, porque nadie aguanta a un pendejo que se las da de muy muy... y menos con los cuates... porque ahora resulta que el muy cabrón se cree la divina garza envuelta en huevo o parido por el hada caramelo... y hombre, no hay que ser... entre cuates no hay que ser mamones... ya la cagamos los dos una vez y, a menos que los dos quisiéramos, dudo que volvamos a cagarla de nuevo... pero, ahí anda el otro con sus aires de grandeza... y uno, lo único que quiere, es echar desmadre de nuevo, ir al cine, salir a dar el rol... pero no... el otro güey se empeña en lo otro y como que uno deja de verle la salida al pinche pedo... y es que uno acaba preguntándose si es tan difícil de entender que uno sólo lo quiere como cuate, carajo... y es que si va uno de hablador diciendo no hay pedo güey, ni modo que se la pase actuando como si en verdad lo hubiera... digo, de que dolió el madrazo, dolió; de que te encabronas con él, pos claro que si; pero finalmente uno estima un chingo a la persona, porque es de esos pocos cabrones que medio lo entienden a uno que anda por acá en su pinche mundo... y resulta que por mantener esa pinche estima por el cabrón, uno anda ahí pidiendo más madrazos... como que no... pero bueno, ya basta de tanta mierda, digo, uno no va a dejar de apreciar al cabrón, pero tampoco va uno a andar dejando que lo traten como a un pendejo o como a un pinche rogón... ahí que ver, como malentiende la gente las buenas acciones... me cae...