Este pobre perro vagabundo se encontró de pronto pensando que a lo largo de su, no tan larga, pero sí muy canina vida había sentido la necesidad de pertenecer a algún lugar, a algún grupo, de tener una vida sedentaria, estacionaria, de estar, en fin, rodeado de otros animales. Por eso había buscado grupos singulares de los cuales formar parte sin tener mucho éxito.
Había así conocido a una leona, tan parecida a él, de un carácter incomprensible y explosivo, de la que se hizo gran amigo hasta que sus caminos se separaron. Y también en ese andar eterno conoció a un pequeño halcón, al que cuidó por un tiempo y al que ahora ve a lo lejos manteniendo el vuelo y espera que nada lo haga caer.
Y en esa carrera interminable conoció a esa romería de sabandijas bohemias donde creyó podría hallar lo que buscaba, pero no fue así. Esa romería resultó estar siempre sumergida en el carnaval, en la mascarada y a este pobre perro que le disgustan ese tipo de celebraciones, no por lo colorido, sino por la farsa que representan, no le quedó más remedio que aceptar que su lugar no estaba con ellos. Aún así adoraba ir de vez en cuando al dique de su gran amigo castor donde siempre podía reposar tranquilamente y olvidarse un poco de su caminar; o de vez en cuando caminar con ese gato extraño que asumía demasiado y en ocasiones le hartaba por ello o que, curioso como todo buen gato, ansiaba saber demasiado.
Y también en su largo caminar había encontrado, como ya hemos referido en episodios anteriores, un par de gatos a los que a veces no comprendía, claro está que su condición por demás canina no le permitía discernir del todo la mente gatuna, y que a veces no le comprendían, por iguales razones, pero con los que podía recorrer trechos interminables sin problema. Eran los únicos con los que siempre estaba a gusto, ese era el grupo que quería encontrar (no solía contar a su familia, porque, si algo había seguro, era que siempre pertenecería a esa jauría); pero era un grupo singular.
Y, de pronto, aún cuando estaba tan claro como el agua de una fuente, se dio cuenta que era un perro vagabundo y que era terriblemente absurdo buscar un lugar en el cual establecerse… habría de encontrar a su compañero, el vital, ese que vuelve días las noches, para vagar a su lado.
20080130
20080109
Un Gamer
Gamer es el término usado en el idioma español para definir al videojugador caracterizado por jugar con dedicación y gran interés. El gamer sería un tipo de videojugador que tiene gran pasión e interés por jugar y saber sobre los videojuegos, y su principal interés, además de disfrutar el juego, es terminarlo con records altos y aprovechar completamente todo el juego; diferenciándose así, del denominado videojugador casual, que solamente juega por jugar o solo pasar un momento de diversión sin ninguna meta complicada, más que jugar y/o en algunos casos poder tratar llegar a terminar el juego.
El videojugador casual generalmente se inclinará por la consola o juego más económico, más fácil de utilizar y jugar, o simplemente que esté de moda. Comúnmente no tiene mucho conocimiento sobre la construcción, calidad, y otros temas más específicos de los videojuegos. El jugador casual no tiene la "cultura gamer"; esto es, saber lo que es una tarjeta gráfica, un driver, etc. y por ello no se interesa ni se molesta en instalarlo; fijándose en el mejor de los casos solo en la calidad gráfica y la popularidad.
Al gamer generalmente no le interesan los "videojuegos casuales" y se interesa principalmente por videojuegos más complejos que son difíciles de manejar y dominar, que realmente sean un verdadero reto y diversión, sin importarle estar horas y horas practicando para conocer y explotar todos los aspectos ocultos del videojuego; dominando e interesándose por términos y temas más específicos como los relacionado con la gráfica, informática, hardware, etc., y que esté presente y bien usada la mejor tecnología en las novedades que cree la industria de los videojuegos. Igualmente al gamer le interesan los juegos multijugador o juegos online, y si puede monta clanes o participa en torneos para poder demostrar sus habilidades. Para muchos, ser un gamer es un estilo de vida.
Ha de mencionarse también que el gamer usa un código de reglas entre sus congéneres que son explicitas, entre las que destacan:
Ceder el control: si un gamer es vencido por un rival en una consola o en una Arcade, cederá su turno a otro jugador que este en espera.
No molestarse si es vencido por otro gamer: esto se refiere a actitudes como golpear los dispositivos, ponerse violento, entre otras cosas.
Respeta a sus congéneres cuando son derrotados: aunque puede burlarse sanamente de su compañero con un "ja,ja, te vencí... ¡aún eres muy padawan!" nunca cae en la ofensa.
No estorba: es decir no interfiere en los monitores con spam, ni tampoco se atraviesa frente a la TV mientras otros juegan.
El videojugador casual generalmente se inclinará por la consola o juego más económico, más fácil de utilizar y jugar, o simplemente que esté de moda. Comúnmente no tiene mucho conocimiento sobre la construcción, calidad, y otros temas más específicos de los videojuegos. El jugador casual no tiene la "cultura gamer"; esto es, saber lo que es una tarjeta gráfica, un driver, etc. y por ello no se interesa ni se molesta en instalarlo; fijándose en el mejor de los casos solo en la calidad gráfica y la popularidad.
Al gamer generalmente no le interesan los "videojuegos casuales" y se interesa principalmente por videojuegos más complejos que son difíciles de manejar y dominar, que realmente sean un verdadero reto y diversión, sin importarle estar horas y horas practicando para conocer y explotar todos los aspectos ocultos del videojuego; dominando e interesándose por términos y temas más específicos como los relacionado con la gráfica, informática, hardware, etc., y que esté presente y bien usada la mejor tecnología en las novedades que cree la industria de los videojuegos. Igualmente al gamer le interesan los juegos multijugador o juegos online, y si puede monta clanes o participa en torneos para poder demostrar sus habilidades. Para muchos, ser un gamer es un estilo de vida.
Ha de mencionarse también que el gamer usa un código de reglas entre sus congéneres que son explicitas, entre las que destacan:
Ceder el control: si un gamer es vencido por un rival en una consola o en una Arcade, cederá su turno a otro jugador que este en espera.
No molestarse si es vencido por otro gamer: esto se refiere a actitudes como golpear los dispositivos, ponerse violento, entre otras cosas.
Respeta a sus congéneres cuando son derrotados: aunque puede burlarse sanamente de su compañero con un "ja,ja, te vencí... ¡aún eres muy padawan!" nunca cae en la ofensa.
No estorba: es decir no interfiere en los monitores con spam, ni tampoco se atraviesa frente a la TV mientras otros juegan.
20080102
Al año viejo...
En aquella arcaica casa un individuo se engalanaba; era ya un hombre longevo, tanto o más que su morada. El anciano se arreglaba para una odisea, la última que haría en su existencia. Mientras tanto, recordaba todas las viviendas en las que había morado a lo largo de su vida en el mundo de los humanos. Para él, el tiempo corría de manera distinta a la de los humanos; para él los años duraban 24 meses en lugar de 12; cada mes tenía 60 días, en vez de 30; y en cada día transcurrían 60 horas, no 24. Aún así, él envejecía más rápido que los humanos y pasaba 30 o 31 años, en una ocasión 28, en una casa y luego se cambiaba a otra; por eso había vivido en 12 casas distintas. Su vestimenta del color del cielo nocturno estaba impecable, su larga barba le llegaba al pecho y al caer sobre su traje parecía formada por miles de estrellas. Su cabellera recogida en una cola de caballo, aparentaba ser la de un cometa.
Salió de su casa, echó un último vistazo al mundo de los hombres y emprendió su camino. Los humanos celebraban su partida y esperaban con júbilo la llegada del recién nacido que iría a sustituirlo. Realmente no pensaba que los humanos fueran ingratos, sabía que lo recordarían por lo que sucedió mientras él estaba en ese mundo, ya fuera bueno o malo…
Salió de su casa, echó un último vistazo al mundo de los hombres y emprendió su camino. Los humanos celebraban su partida y esperaban con júbilo la llegada del recién nacido que iría a sustituirlo. Realmente no pensaba que los humanos fueran ingratos, sabía que lo recordarían por lo que sucedió mientras él estaba en ese mundo, ya fuera bueno o malo…
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